https://picasaweb.google.com/113044287838333133728/PorLasRiverasDeLosRiosLerezYAlmofrei
(Fotos de Bernardo)
Vaya vueltas y revueltas nocturnas que dí totalmente perdida por la parte nueva de Pontevedra tras una cena amiga en un día de pateada precioso... Como casi todo es cuestión de actitud me lo tomé con humor y me dije: Ala guapa!, seguimos de aventura! Y es que pasé de largo el desvío que enlazaba con la autovía,y aunque sabía perfectamente que debía tomar ese desvío, por alguna extraña razón el despiste hizo acto de presencia, y ya puesta me dejé llevar y enfilé hacia Pontevedra centro. En fin!, un colofón nocturno aventurero a un día repleto de caminares soleados, de aventuras tranquilas y relajadas por los ríos Lérez y Almofrei, ruta que no por conocida o cercana es menos entrañable, dadora y generosa.
Nos
juntábamos 13
caminantes en las inmediaciones del Puente de los Tirantes más un Nómada
bien importante que
se nos uniría en las pozas del Almofrei porque es un chico muy ocupado
en estos menesteres del camino y durante la mañana se dedicó al puesto
de avituallamiento en una pateada de Xistra; tuvimos pensamientos y
buenas
proyecciones para los compañeros ausentes y recibimos a l@s que se
estrenaban en Nómadas con los mismos deseos; nos alegramos por la
presencia de l@s esporádic@s, siempre bien recibid@s, y con este talante empezó nuestro camino.
No sólo repetíamos ruta sino también guía, la cual días antes nos
transmitía su preocupación por la falta de buen tiempo..., pero cuando
nos
ha detenido el tiempo o cuando nos ha impedido disfrutar del recorrido y
de la compañía?... Finalmente el sábado emergió en un amanecer precioso
en el que el sol nos acompañaría, en esta ocasión la lluvia amiga nos
dió una tregua y el frío sólo se reservaría para unas aguas cristalinas y
frescas que nos aportarían un sentir vivificado, con lo cual no hay
queja y tod@s bien content@s.
No tardamos mucho en
tomar sendero recogido con el Lérez a nuestra derecha siempre
custodiando y regalando diferentes vistas, puentes, la vida en un sábado
por la mañana a orillas del río en plena ciudad, bien haciendo
gimnasia, navegando en canoas o buscando silencios que hablan de
susurros arbóreos, de cantos de pájaros, de sonidos acuáticos y de pasos
haciendo camino.
Poco
a poco la tropa avanzaba, un@s
charlando, otr@s apaciguadas las voces. Nuestra enlazadora de caminos
nos recordó la atención a la pisada pues días antes y en ese entorno un
compañero senderista tuvo que ser "rescatado" por los bomberos pues tuvo una
desafortunada caída que le lesionó un pie, afortunadamente tuve ocasión
de hablar con él y a pesar del despliegue de ambulancias y demás
autoridades, la lesión aunque importante no reviste de gravedad.
Un@s
más silencios@s que otr@s cada quien disfrutó de las agradables
sombras, de los senderos amigos, de las subidas sin apenas desnivel, de
una ruta veraniega a finales de septiembre. Estábamos deseando llegar a
un punto muy concreto dónde unas poldras maravillosas nos jugaron en
cierta ocasión más de muchas risas y momentos divertidos en pleno
invierno con crecida del río... En esta ocasión el paso fue amable y
fácil, invitando a pisar con confianza un paso ancestro que atraviesa el río.
Y
seguimos camino caminito generoso en sinfonías de aguas entre rápidas y
mansas, así hasta llegar a las preciosas pozas del río Almofrei. Antes
como no, encontramos bar en el medio del camino y para Nómadas es de
rigor hacer parada sí o sí. Una Nómada generosa trajo viandas para
compartir así que volvimos a desayunar a la hora del vermouth; también
tuvimos la oportunidad de leer la carta de sugerencias culinarias y
decidimos reservar mesa para el final de la pateada, todo de un tirón,
bien que nos cundió la parada, entre risas y comentarios de "quien nos
ha visto y quien nos ve!" de tanto talante relajado, como intuyendo que
una vez más, como cada verano, acabaríamos el recorrido a trote
cochinero de tanto relax como proyectamos. Si, seguimos siendo
senderistas, pero para qué está un día de buen tiempo sino para
disfrutarlo demorado, tranquilito, relajado..., para patear ligero y con
frío ya tenemos al invierno, que ahí sí que sí conviene estar más
atent@s que relajad@s, el camino es lo que tiene, nos ofrece
precisamente eso, lo que tiene, y así es bueno recibirlo...
En
las pozas ya nos estaba esperando nuestro querido Charlie, que ya se
había bañado y se estaba dedicando a tomar baños de sol para cuando
llegamos. Baño refrescante, frío y vivificante antes de comer, una
comida por cierto agradable, tranquila y agradecida mientras el sol
bañaba algo más que nuestros cuerpos, esos rayos se colaban en el alma
también, y dibujaba sonrisas que se codeaban con las distintas
conversaciones. Todavía nos bañaríamos en la sobremesa, como despidiendo
con rigor tremendo privilegio, un grupo de personas sin más gente que
nosotr@s mism@s en un entorno privilegiado. Pero tocaba seguir, porque
aunque caminemos sin prisa y con cierta pausa lo cierto es que la
pateada debe llegar a su fin.
Así
que seguimos sendero colando nuestra presencia caminante entre rumores
de mosquitos, saludos a la fauna, admiración por los comederos para
pájaros reciclados con cartones de vino y algún que otro baño en el
medio, por eso de que las aguas, a pesar de frías, invitaban por doquier a sumergirnos.
Y
poco a poco íbamos aproximándonos a la civilización, volviendo a hacer
entrada en la ciudad de Pontevedra, tan afortunad@s sus habitantes por
disponer tan cerca un entorno que ofrece muchas alternativas de ocio,
calma y desconexión necesarios.
Subimos
a los coches para enfilar hacia dónde cenaríamos, dónde recibimos un
buen trato, todo rico rico, bueno, bonito y barato oigaaa!!! Cena que se
coronó con sobremesa demorada en la que nos dió tiempo a todo,
percibiendo el beneficio del día, la ocasión de comentarlo, de
conocernos de otra manera alternativa a los pasos que hacemos en el
camino, a profundizar en los vínculos ya instalados, a conocer mejor las
inquietudes de las personas que llegan por primera vez.
Una
vez me volví a encontrar Pontevedra adelante, mi viaje de vuelta fue
tan tranquilo como tranquilo se desarrolló el día, al son de una música
acompañante que poco a poco me iba llevando rumbo a mi hogar.
Y una más en nuestro haber!... Que no falten los caminos ni la buena compañía!
Muchas
gracias a nuestra guía, que generosa nos preparó otra ruta cuidada y
esmerada. Muchas gracias a todas y a todos que con buen talante estáis
dispuest@s a poner en Nómadas su confianza.
Hasta la próxima, amig@s!
S., septiembre 015
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