Green Tea


 *Aportación de una Nómada con un texto lleno de sensibilidad a propósito de la salida de Senderismo Consciente que tuvo lugar el domingo.

¡Muchas gracias B.!

Me traje a casa una bolsita.
No pesa nada, aun viniendo llena. Y llena lo justo.
Si es que nos hemos repartido la cosecha entre senderistas conscientes.
De premio. Por la salida extraordinaria. Por proponerse darse un respiro. Por salir al camino con otro guía, otros compañeros (y no tanto) y compás, otra atención.

Por la parte que me toca, le he de agradecer a una amiga lanzar la idea.
Tentación, que es lugar a dudas. Dudas, que son para avanzar.
¡Avancemos pues!
¡Qué buena idea consentir! ¡Qué buena amiga con sentir!


Me llevo la bolsita y pongo agua a calentar para reponer fuerzas.
Escucho borbotear, como el remolino del río en invierno donde se estrecha su paso.
Y donde se abren otros.

Me quedo allí en la orilla. Donde se amplifican silencio y sensaciones.
Un prado verde. Suenan las 11. La hora del Tea.

Veo el volcar del agua del hervidor. Es una cascada.
Brotan las aguas, y vuelven a su cauce.

El agua también da golpecitos en la ventana.
Lo miras desde dentro, lo miras desde fuera, el día fluye, se diluye, vuela.
Acaso escapa. Ya las cinco. La hora del Green tea.


Pongo la bolsita en la taza.
Dejo reposar el líquido glauco.
Es translúcido. Ahora turbio, mineral.
Me lo llevo a la boca.

Y me lleva. El agua se menea, corre, baila. Río abajo, río arriba.
Me arrastra, me cubre. En el nacen corrientes, ondas, pasadizos de aguas vivas, estrellas fugaces de luz, círculos concéntricos allí donde cae la lluvia.


Sabe a musgo, a hierba. A hierba húmeda. A hierba húmeda con escarcha de rocío.
Y con notas de hoja seca, de hojas secas y fermentadas. De hojas secas y fermentadas de carballo y bidueiras.

Tiene también la asperidad de la arena. Es astringente, pero suave. Caliente, y también fresco.

Bebo el Tea. Refresca y relaja.
Es verdoyo. Verdinoso. Verdeceladón. Verdín. Verdemar.
Verde menta, no. Acaso verde mente. Despierta sentidos.

Ahora me muevo por entornos frondosos. Hay arenas movedizas. Atravieso también un bosque de bambú. Camino cerrando los ojos. Piso suelos inciertos. Me dejo llevar con confianza. Abrazo a un árbol. Aprendo a respirar con las piedras. Aprendo a respirar.

A secas, a orillas del río.

Poso la taza.
Reposo.
Respiro.

 
¡Aguas tonificantes del Tea verde!
Agradezco.
En todos los sentidos.

 
B., febrero 014

No hay comentarios:

Publicar un comentario