Espíritu Nómada Manifiesto

*Un especial agradecimiento a Manuel Hermida que tuvo a bien compartir y mostrarle a nuestro guía las bondades de esta ruta, permitiéndonos conocer un poco más de la zona; ruta variopinta, polifacética y magnífica en muchos sentidos. Muchas gracias, compañero.

No sé ni cómo empezar, cuanto menos seguir, la creatividad no acompaña últimamente y siento que estoy en la recta final de una fase de la vida que me pide que pase página, que si alguna vez he valido para relatar mínimamente digno ahora siento que ya no valgo para esto, no al menos hoy en cuanto a crónica tópica y típica, no tengo ni idea de cual será la palabra siguiente y es ahí cuando me digo que me pillen confesada porque lo espontáneo se suele acompañar de lo inesperado....
Ya no me siento siendo la misma caminante, y es que camino diferente, y tal vez por eso sienta que ya no puedo reflejar ni transmitir como en otrora las bondades que entrega el camino o una jornada compartida pues vivo tan intensamente el momento que ya no tengo espacio en la memoria para plasmar fidedignamente lo acontecido.
Recuerdo que quedamos en Pontevedra para iniciar una ruta por la zona de Armenteira. Y que llegad@s al Monasterio paramos a tomar cafés, que nos dieron zumos de naranja recién exprimidos y que dos Nómadas concertaron en el bar de al lado la cena. Recuerdo que tenía que recordar que me equivoqué cuando anuncié que se anulaba la salida de agosto y que era la primera vez que ocurría desde que nació Nómadas, y que me recordaron que no es verdad, que ya había acontecido antes el año pasado, o el anterior... Recuerdo que cada vez recuerdo menos porque me dedico a vivir el instante para recibir al instante siguiente, y que mientras lo hago lo vivo tan fidedigno que ya ni tan siquiera lo archivo en el rincón del recuerdo. Recuerdo que tuve una conversación muy importante en la que pedía ayuda si alguna vez llega un momento concreto que recuerdo ahora y que tal vez más tarde ya ni lo recuerdo.
 
Estoy muy agradecida a lo vivido. Una jornada verdaderamente hermosa, sentida, muy bien organizada, con vistas esporádicas a la ría entre árboles y anchas pistas, con caminitos bellos, con sombras generosas, con momentos aldeanos y de aldea, con lluvia fina fina de esa que no pesa. Recuerdo que nuestro guía nos pedía confianza diciéndonos que no llevásemos paraguas y que en él confiamos, y que esa lluvia fina ni tan siquiera fue lluvia sino bálsamo que no mojaba.
 
Recuerdo también ver como una buena Nómada Samaritana acogía a la cría de una gata perdida en el monte a pesar de no obtener el beneplácito colectivo, y que acabó dejándola en terreno poblado con tal vez alguna oportunidad de supervivencia, y recuerdo que el espíritu Nómada siempre ha mantenido que cada quien sea siempre sí mismo y sí misma. Y de no recordar nada algo va acudiendo al recuerdo y así se va hilando crónica, tal vez un poquito rara, tal vez la que procede ya que está siendo.
Hoy asistía un nuevo miembro invitado por dos Nómadas. Así nos gusta definirnos, un núcleo que se mantiene y nuevos miembros que si quieren se quedan y si no que vuelvan cuando quieran. Al parecer nos va quedando cada vez más claro que no queremos perder lo que tenemos sino que más bien nos interesa mantenerlo, que para nada somos un grupo cerrado sino abierto y bien abierto, y es que no somos selectiv@s, que también. Que no queremos que venga alguien nuevo que nos traiga a una amiga y ésta a un amigo de su amigo que es amigo de su amiga. Queremos más bien gente de confianza, y confianza significa que quien viene con l@s Nómadas es alguien que es bien considerad@ por cualquiera del núcleo que se mantiene en cada salida. Así, si alguien de mi confianza o de la confianza de los Nómadas asidu@s quiere invitar a alguien siempre es bienvenid@. Que si alguien que nos conoce y sabe de nuestro espíritu nos llama para decirnos que quiere venir ya sepa de antemano que será más que bien recibid@, así somos de abiert@s. Pero de ninguna de las maneras queremos que entre alguien que va a traer a alguien que traerá a alguien más y para cuando queremos darnos cuenta el espíritu Nómada está difuminado y más bien perdido que encontrado. Recuerdo que de eso hemos hablado en esta ruta.
 
Caminé, caminé, caminé y caminamos junt@s. El cuerpo responde, según nuestro Charlie ésta era una especie de entrenamiento para la siguiente, que será en Portugal (¡menos mal...!) Recuerdo que hoy otro grupo de mis afectos caminaba por Portugal y que al menos Charlie y yo lamentábamos no poder dividirnos en dos pero que nobleza obliga, y más que obliga es necesidad así que estábamos dónde queríamos y debíamos estar sin obviar enviar los buenos deseos a la gente de nuestro afecto, a l@s caminantes dign@s que aprecian por dónde caminan y con quien lo hacen, a l@s caminantes que se quieren y se respetan, por eso les quiero y por eso procuro no perder el hilo de algún que otro encuentro en el que pueda sentir que me incluyo porque me mueve tanto el camino como el afecto, binomio esencial que para mis códigos bien valen hacer el esfuerzo.
Por recordar recuerdo la parada que hicimos para comer no en un bar sino en una bodega, ¿y qué bebes en una bodega sino vino?, albariño del bueno, si señor, con pedigree, con sus premios y todo, con sus recortes de periódico presidiendo las paredes, con ese sabor de gente del pueblo agradecida a la visita de l@s viajer@s, a la gente de paso que anima un sábado que se sale de lo cotidiano, a la hospitalidad, a la confianza de saberse entre buena gente. ¡Nada menos que cuatro botellas para nueve!, y aunque cuando dos Nómadas fueron a preguntar les dijeron que no había derecho a café lo cierto es que acabaron poniéndonos una señora cafetera recién hecha junto con cinco licores distintos que nos sacaron las risas y comentarios de a ver quien sigue ruta... Y bien que la seguimos, por supuesto. Digo yo que esto parece gustarnos, este relax en el camino siendo la actividad el sendero, los pasos, lo que se cuece por dentro, lo que se expresa hacia fuera.
 
¿Qué más recuerdo?... Recuerdo un tramo que no puede faltar, el que haces a solas contigo mism@, cuando remoloneas y te quedas atrás o te intensificas y te adelantas, agradeciendo esos intantes a solas para respirar el aire que caminas, para dejar entrar por la pituitaria el aroma a esencias naturales que te regresan a un origen primigenio que te ordena, cuando le encuentras un sentido a lo que haces y por qué, y sobre todo para qué lo haces. O esos tramos que tod@s conocemos en los que hablas, o escuchas, y que de repente se cortan aunque la conversación es interesante, porque somos más de un@, y de dos, y de tres, y menos de veinte, o treinta, y porque en el camino esto es así, lo sabemos, lo tenemos asumido y lo aceptamos tal cual es.
La ventaja de procurar que un grupo se mantenga homogéneo es que a veces casi sabe a exploración tal es la confianza. Distendido todo, apostando, sin exigencias, todo vale y todo se acopla a la energía grupal, aunque dos estén aparentemente aislad@s en un momento de conversa y siete permanezcan junt@s. O tres van delante, dos en el medio y cuatro atrás, lo cierto es que sigue presentándose la homogeneidad y hay sensación vinculante. No importa demasiado si toca una ruta de atención al camino y cuasi silenciosa de tan viva y necesaria la atención a la dureza o dificultad del terreno o si se trata de una ruta que permita la distensión e incluso la distracción, cuando el grupo se mantiene unido no hay sensación de subgrupos aunque los haya.
 
Recuerdo que caminamos unos 18 kmts y que podrían haber sido 27 pues los hubiese hecho y tod@s l@s demás también, y que cuando llegamos al final del trayecto me pareció que podría caminar otros tantos. Que los tempos fueron inmejorables e insuperables, y que las caritas de todas y de todos eran de gran satisfacción. Recuerdo la sensación de solidaridad y de respeto, y de que no sólo pienso en mis circunstancias sino en las de tod@s; recuerdo algo que no se puede olvidar porque lo he sentido en cada paso dado, el gran cariño que siento que recibo y me digo que no podría sentir nada mejor en un día en el que he elegido compartir con quien lo he hecho.

Podría recordar mucho más pero todo tiene su tempo, querer conservar los recuerdos no siempre es lo mejor pues se extendería muy mucho y como siempre hay algo que no varía, siempre se quedarían en el tintero las cosas que no es que no recuerde sino que son imposibles de reflejar con toda autenticidad de tan ciertas y experimentadas in situ.
 
Una jornada más que anuncia continuidad. Que no nos falte el camino ni la capacidad del recuerdo en aquello que un@ siembra en el corazón, o en el sentimiento que bien se organiza en la razón de cada un@. Gracias querid@s mí@s por ser quienes sóis, por mostrarlo y por compartirlo.

S.,  octubre 014

2 comentarios:

  1. Manuel Hermida27/10/14

    Un saúdo a Salo. Un saúdo a tdos, Grazas

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  2. Grazas tamén a ti, compañeiro. Os meus mellores desexos para a xentiña de calidade, coma a que ti tes. Unha aperta e ata vernos, mentres..., que non falten os camiños para aquelas e aqueles que saben disfrutar no seu aprecio

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