Dónde asoma la lluvia acaba saludando el sol

                                                           Fotos de Juan
28 de junio, nueva salida Nómada. Faltarían figuras importantes que son asiduas a la cita mensual, una por trabajo, otra por un fin de semana en París, otra porque la política manda más que ella... En fin, que no sólo de Nómadas vive el hombre, y la mujer.

¡Ay cómo llovía cuando me levanté a las siete y media de la  mañana! Me dije que una vez más la lluvia visitaría a las energías Nómadas para compartir espacios y día, pero lejos de darle una mala bienvenida la acogí como se acoge a una vieja amiga de esas que nunca desaparece del todo y que aunque asoma llorando, el llanto puede ser de muchos tipos, yo esperaba que a lo largo del día si acaso hubiese llantos celestes que éstos fuesen suaves y de ligera caída, más bien acompañantes, nunca invasivos y desagradables.


Nos reuníamos siete en el punto de encuentro, otra aparecería en La Cañiza, que era dónde patearíamos en esta ocasión, por segunda vez ya que habíamos hablado de repetir esta ruta en verano para recorrer los ríos Calvo y Deva, ésta vez con opción a baño en sus fluidas y frescas aguas. Y el otro caminante nos esperaría en el punto de inicio de la pateada pues venía desde Ourense y éste sería el punto que mejor le convenía para reunirnos, in situ, dónde aparcaríamos los coches y empezaríamos una nueva jornada en la que los pasos se hacen conjuntos.

Nuestro guía nos dijo que no habría bar al principio de la ruta, ni en el medio, tan sólo al final, porque por la mañana éste estaría cerrado. Pero fue llegar con los coches y "cazamos" al propietario, que se disponía a salir por la puerta pues sólo había venido para preparar brasas, pero tenemos un peso pesado entre los Nómadas que ejerce literalmente de acoso y derribo al o la camarera de turno y siempre consigue que nos atiendan. Tomamos cafés e infusiones que pagaríamos a la vuelta porque el pobre hombre no tenía ningún cambio y no contaba con la tropa de nueve a esas horas de la mañana. Y dimos comienzo a nuestra ruta, que en esta ocasión haríamos al revés, una iniciativa de nuestro Charlie que alabé y celebré pues repetiríamos ruta con ópticas y vivencias diferentes, y es que éste era un nuevo día con sus promesas y sus vivencias por experimentar; me pareció una buena elección porque por la mañana llovía y hacer la ruta en sentido contrario nos beneficiaría en el sentido de que sería más llevadera en un día fresco y lluvioso, así que primero recorreríamos el río Calvo y la parte aérea de la ruta, y por la tarde la terminaríamos acompañados del curso del Deva.

Mi talante para este día era tranquilo, ¡que remedio!, me había levantado sientiéndome bastante torpe y desmemoriada, después de tres meses ya he aprendido que cuando me levanto así tengo que tomarme las cosas con calma, no hablar demasiado, abrirme a la escucha, moverme con una atención esmerada y confiar en la buena acción de los que me rodeo, en este caso Los Nómadas, compañeros y amigos, gente buena. Después de tres meses sigo agradeciendo los regalos que la vida me entrega día a día, minuto a minuto, momento a momento; no quiere decir esto que todos los momentos son estupendos, hay de todo, pero predominan en un tanto por ciento elevadísimo los grandes momentos, los buenos compartires, las buenas estancias en soledad, los buenos afectos, me siento muy honrada y muy orgullosa de la gente con la que interactúo día a día porque todas y cada una son personas especialmente dignas, joyas humanas maravillosas.


Esta pateada era una prueba importante pues era la primera pateada senderista "de rigor", con cierto desnivel, ascensos, descensos, desde que mi salud se resintió. Me serviría para decidir si ya estoy preparada para compartir caminos con otros grupos amigos sin que mi marcha desentone con el ritmo grupal, para realizar exploraciones que tanto me han dado y enseñado, caminar en la montaña que a pesar de entregar hermosas vivencias también te muestra tu capacidad de resistencia y esfuerzo... Fui comprobando a lo largo de la mañana y con el ascenso que todavía me falta tiempo de recuperación y de entrenamiento, incluso de mentalizaciones de que puede que lo que tenía que vivir en cuanto al camino ya está en mi haber y que tal vez ahora es el momento de vivirlo de otra manera; no me lo tomé con frustración sino con ese amor y esa paciencia que me debo, así que me dejé en manos del ritmo que necesitaba para ir subiendo sin prisa, sin pausa, sabiendo que lo más importante no es estar delante, en el medio o detrás sino haciéndolo, moviéndome, hasta llegar, con todos.

Lo bonito de esta ruta es la variedad de paisajes en el camino que ofrece, desde el río, el bosque, la montaña, desde el sonido, los colores, los aromas, y siempre, constante, la buena compañía. En una parada que hicimos se unió a nosotros un perro pastor que vino a saludar y de paso a ver qué le daban de comer, resultó ser una bica que muchos caminantes conocen, la famosa bica del tío Marcos, hecha con mucho cariño siempre para los compañeros y amigos del camino. Nuestro amigo canino estaba a gusto con nosotros pero tan pronto sintió que su rebaño estaba amenazado se marchó corriendo sin despedirse, y es que nobleza obliga. Y allá nosotros seguimos nuestro camino también.

Parada a comer a la sombra pues aunque la lluvia nos acompañó un rato, lo suficiente para saludar y para hacer un tímido acto de presencia, caminamos también con un sol que aunque no quemaba se hacía sentir. Comimos a la vera del río, que nos regaló dulces canciones y conversaciones que me dediqué más a escuchar que a intervenir en ellas, todavía estaba acusando un esfuerzo mañanero que me tenía valorando cómo afrontaría la tarde. Durante la mañana, yo que no estaba muy habladora, me percataba de que los compañeros tampoco iniciaban conversaciones conmigo y hubo momentos en los que se instaló lo mental con preguntas más torpes que mi propia sensación de torpeza ¿Tanto he cambiado que ninguno quiere entablar conversación conmigo?, y es que estoy en un proceso en el que más de una vez y de dos me he sentido como una extraña hasta para mí misma, no pudiendo evitar tener que procesar movimientos energéticos, físicos, mentales y emocionalmente nuevos, en los que a veces me siento perdida y me lleno de dudas de si lo estoy haciendo bien, sintiéndome sensible y vulnerable y afectándome las situaciones más intensamente de lo habitual, que ya suele ser mucho.  

¡Poco podía saber yo lo que estos malandrines me tenían preparado!, los muy puñeter@s tenían secretitos compartidos que supieron guardarse muy bien durante toda la jornada, y hasta consiguieron que sacase un par de veces "la vena guerrera que alguna que otra vez explosioné hacia afuera antaño" y que mostrase mi transparente "cara de perro" porque se me nota cuando me enfado, y es que cuando algunas actitudes cómodas que todos tenemos pero que debemos saber gestionar para nuestro mejor bien y por lo tanto para el del grupo, la siento amenazada, me sulfuro, me alporizo, y creo que hasta les hizo gracia a los muy..., pero siempre he dicho que es mejor ver mi cara de perro porque es más temible mi enfado frío que mis aspavientos, éstos se me pasan enseguida;  ignorar, amenazar el alma del equipo y el de las motivaciones nobles desprestigia, así que siempre que yo he tenido conductas o he visto conductas en los compañeros que amenazasen, que pusiesen en peligro el espíritu Nómada, me revuelvo como una leona herida tanto si soy yo como si es el otro el que se acomoda. Ahora que ya soy mayor y tengo las canas al aire ya consigo diálogos más o menos decentes conmigo misma y me dije: "¡Salo!, déjales, lo están haciendo bien, saben muy bien lo que están haciendo, tú confía. 

Levantamos campamento para seguir por el río Deva. La presión que tenía en la cabeza pareció disminuir, me dejé cuidar por las chicas, empeñadas todas en que tocaba proteger la cabeza, una ejerciendo de mami que no admite discusiones, otra ejerciendo de mami proveedora del pañuelo y la otra ejerciendo de mami que me lo coloca sobre la cabeza, fue un momento de cuidados femeninos para con nosotras, algo que tenemos cada vez más presente las mujeres, entrega amorosa que agradecí muy obediente con mis mamis y salió por primera vez en el día una alegría que me gusta sentir en mí, un aprecio por el camino y por lo que éste va entregando en cada tramo, en cada paso, mi espíritu pareció animarse y querer jugar, reir, así que las chicas nos quedamos atrás para contarnos secretitos, cosas de chicas, que consiguieron que riésemos a carcajadas decorando y regalándole a natura alegría y bendiciones humanas, instalando talantes generales de distensión y de aprecio. Algo que me impresionó también mucho en el día de hoy fue la gran cantidad y calidad de silencios grupales, en confianza, mientras atravesábamos y recibíamos, recogidos cada uno en sí, la energía de Natura, de sus sonidos llenitos de silencios plenos. Estábamos caminando por uno de tantos lugares que tenemos en esta maravillosa tierra que poseen energía propia, viva, especial, añeja, de raices, de molinos en los que antaño se celebraban las mismas risas y el mismo compartir, y muy probablemente las mismas inquietudes existenciales.

Hicimos parada en un templo en el que si caminabas a su alrededor te sentías pisando tumbas, no sabiendo muy bien si eso era correcto, si acaso les molestaría a los muertos los pasos llenos de vida o si con esos pasos de vida estarías honrando su paso, recuerdo y estancia en estas tierras en otrora, y que ahora nos acogía en un entorno en el que espontáneamente se fueron sentando uno a uno los Nómadas, momento en el que se favoreció la charla grupal hasta que hubo que "espabilar" a la tropa pues todavía quedaba camino por delante. Acariciamos a dos perros pastores que se sienten solos guardando una finca vacía y que conocimos en nuestra pateada anterior por la zona, cuando eran dos cachorrillos; también volvimos a saludar a un hermoso caballo que pacíficamente se acercó buscando la buena caricia, y es que el mundo animal en esta zona es pacífico, recibe bien al viajero, yo creo que porque como las personas, el tacto, la caricia y las buenas palabras nos nutren a todos, para la flora y la fauna un tanto de lo mismo.

Y seguimos camino caminito en un día en el que los ritmos fueron entre pausados y ligeros, con más paradas de las habituales, una tarde sencillamente maravillosa, distendida, con sus momentos de silencios y sus momentos de algarabía, el Deva y los árboles acompañando a los caminantes en cada brizna de rama, en cada aliento de hoja, y en cada intensidad colorida y aromática.

Llegamos al bar "Playa Fluvial", dónde estaban los coches y dónde tomamos cafés por la mañana, ahora estaba abierto y con los paisanos de siempre. La recompensa a los Nómadas sedientos, cambios de ropa, y de repente a nuestro guía "le entra la prisa diciendo que tiene un compromiso". Menos mal que menda lerenda estaba demasiado a gusto como para enfadarse, y dentro de un respeto absoluto a su decisión no por ello me privé de ponerme chinchilla "y de recordarle al personal" que una jornada Nómada es "sin tiempo". Así que cómo había prisa pues allá cogimos nuestros bártulos y nos despedimos de la zona.

Marchamos en los coches mentalizada de que la velada sería corta. El trayecto hasta dónde cenaríamos, "La Calustra" no tiene desperdicio, sólo de rememorarlo ya me río, fue un recorrido fantástico dónde los cuatro ocupantes del coche estábamos más perdidos que encontrados yendo hacia la Cañiza, encontrando por el camino a un pastor motorizado (¡increíble, oiga!), y una vez más o menos orientados y después de recoger un coche que había quedado aparcado en la gasolinera del centro, siguiendo a nuestro guía nos reimos a mandíbula partida porque no dábamos encontrado el dichoso Calustra, así que recorrimos lo más enxebre de Salceda, rotonda va rotonda viene, unos escuchando el partido de Chile-Brasil y otros sin parar de reir por lo gracioso del asunto al ritmo de canciones para el recuerdo.

Para cuando llegamos Óscar me dice señalándome un coche que "ése era su compromiso", a pesar de ser un coche que conozco bien en ese momento ni lo reconocí, mi amigo me dice que en realidad el compromiso era para mí, ¡meu pobre!, y yo echándole la bronca media hora antes porque nos metía prisa para marcharnos mientras Comba (alias la señorita Rotenmayer, si, la de Heidi, yo soy Heidi, jajajaja) y él se chiscaban los ojitos por detrás, que bien lo debísteis pasar diablillos traviesos... El compromiso era Merceditas la Fantástica, que no había podido asistir por trabajo y que se presentaba a la cena Nómada para compartir velada, me alegré tanto de verla que no podía parar de abrazarla, me parecía precioso que quisiese venir a compartir con nosotros la cena, y es que claro, ¿qué sabía yo lo que me tenía preparado esta tropa maravillosa?

Estábamos pidiendo postres y cafés cuando entró Helena, ¡pero por favor, qué es esto!, que alegría me dió verla, y es que la eché especialmente de menos hoy, teniendo pensamientos para ella durante la pateada, y ahora, que habíamos ido a cenar a su tierra, verla, abrazarla y compartir momentos fue un regalo que me tenía el alma caldeada. Al terminar de cenar no fui yo la que quiso salir a fumar afuera sino que fue Merchi la que me lo propuso, claro, ahora entiendo, jaja... Ya íbamos a entrar cuando el que sale es Óscar, ¡bueno!..., ahí ya la cosa empezó a "olerme raro", estos me querían fuera por algo, y entonces caí en la cuenta, quedaban dos días, o tres, para mi cumpleaños, a saber lo que estarían tramando ahí dentro...

Cuando entramos todo parecía normal, como siempre, ¡vale!, la verdad es que este es el primer año en el que no me había planteado ningún tipo de celebración más que la de celebrar un día a día, y eso lo estoy haciendo. Pero..., nuestra mística del horóscopo me suelta que vino un duende y que ha dejado algo para mí, que busque... Y es cuando veo al frente, colgado de una lámpara de pared, "algo"... Veo notas, fotos, bueno bueno bueno, el corazón empezó a latir fuerte, los ojitos ya empezaban a empañarse y aún no sabía ni lo que era pero lo que yo sentía en esos momentos ya me tenía atrapada en la emoción. Fui incapaz de leer los distintos mensajes de los afectos que estaban conmigo compartiendo mesa, y es que el tipo de regalo que me hicieron dice mucho de lo bien que me conocen, y también dice mucho de lo bien que me quieren, como yo a ellos. No esperaba nada de esto que prepararon con tanto secretito y les estoy muy agradecida por esos mensajes tan íntimos y de corazón que ya están prendidos en el mío, y que pude leer con calma cuando llegué a casa. Muchas gracias por vuestra amistad, siempre he dicho que soy muy afortunada, yo puedo decir con absoluta certeza que tengo tantos buenos amigos que no me llegarían dos manos para contarlos.

Y allá nos fuimos cada mochuelo a su olivo, no sé ni la hora que era, sólo puedo decir que la intensidad del día y de la noche duró hasta el último momento pues cuando salíamos del restaurante todavía estaría esperando por nosotros la policía haciendo controles de alcoholemia, afortunadamente le vieron cara de buen chico al conductor, pero no se privaron de echarme a mí la bronca, que estaba detrás, digo yo que hasta en la retaguardia hay quien me ve y hasta se le da por hacerme la puñeta, ¿qué tendré yo que levanto tantas pasiones?, jajajajajajajajaja....

Magníficos son los caminos pero más magnífico es recorrerlos con el sonido de los pasos amigos a tu lado. Muchas gracias a tod@s, os quiero como Natura nos quiere, con el corazón abierto, siempre.

S., junio 014

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