El Camino..., que no nos falte!!

Pues sí..., el camino sigue "ahí", no sé si esperando con tanta ilusión como yo de recorrerlo pues tiene y contiene lenguajes imprecisos también. Creo que sí, que el mismo camino es ilusión generosa, creo que la tierra luce sus diferentes vestimentas feliz cuando l@s caminantes aprecian sentirse siendo unos complementos perfectos  fundid@s en ella recogiendo sus entregas.

A golpe de viernes tres posibles salidas aunque ya me había decantado por una en concreto, y ésta soy yo, no sé hasta qué punto fiel, el caso es que acudí a una cita que se ubicaba en Arcade para llegar hasta Pontesampaio y regresar a un punto inicial que rondaba los treinta kmts de distancia y que francamente, a mí no me supo a largo sino a un generoso suficiente.

Pateada que aporta la sensación de un querer regresar a la montaña asomando la certeza para ésta que hoy camina por campos y veredas, por costa y fraga húmeda que me baña en los colores de la tierra. Reencuentro con viejos afectos que comparten reciclajes nuevos, oportunidad de confraternizar con las posibilidades conocidas y oportunidad también de interactuar con las posibilidades nuevas, qué más podría pedir en un sólo día?

Nuestra guía "se curró" la ruta de tal manera que hasta a l@s más veteran@s les pareció un galimatías de encrucijadas varias mezcladas con hermosas vistas, con relucientes verdes, con tránsitos que te transportan a la Galicia profunda, a los aromas y olores de la aldea, a las tierras trabajadas, a los naranjos ofreciendo sus cítricas viandas, a pazos cuasi derruidos en los que todavía se mantienen en pie hornos añejos de robusta piedra, a los manantiales de agua en los que todavía puedes "atreverte" a llenar la botella.

A pesar de ser un número considerable de caminantes fue de agradecer lo compacto que se mantuvo el grupo, cada una y cada uno a su ritmo y paralelamente sin dejar de adaptarse a un ritmo conjunto, serpentín de coloridos varios que decoran el camino y las retinas de la madre tierra. Con l@s caminantes un compañero canino que vivió las delicias del recorrido multiplicado por dos de tanto avance y retroceso que nunca es retroceso y siempre avante alegre y con brío. Como no, chanzas y un agradable buen rollito a lo largo de un recorrido que mostró en cada recodo y en cada final de ascenso un panorama digno y un orgullo de lucir la camiseta.

Tal vez sí y tal vez también existe algo más allá del simple compartir una jornada en el camino, sobre todo cuando se repite y se vuelve a repetir algo que quieres que se repita, algo que va más allá de los pasos compartidos, del chocolate que se reparte, de las conversaciones o de aquellos momentos que sólo son de un@, de las cañas finales al terminar un recorrido que sabe a experiencia grata en tu haber, incluso más allá de que llegues a casa y te des o no una ducha, rarit@s que somos algun@s. 

No sé cual puede ser ese "más allá" que intuyo cuando camino, voy a dejarlo entre los misterios necesarios que nos propone la tierra que recibe a los pasos, porque a cambio de mantener esa incógnita nos favorece con tantas buenas experiencias que la necesidad de saber se difumina entre los árboles, entre la lluvia o entre la niebla, y lo que sí sabes, a no ser que suceda lo contrario, es que el sol también sale mientras alienta una nueva espera. 

Y así lo vivimos, caminando, movimiento que nos define, distingue, honra, une y mantiene en cada salida  recorriendo nuestros propios pasos como si fuese la vez primera.

S., febrero 015






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