22 patitos... 22 Cisnes

Después de infructuosos intentos...

Estoy en el ejercicio de autoconvencerme de que ahora ya no escribo, tal vez sería más correcto decir que escribir tiene muchos matices; así que aquí estoy, aceptando el relevo que me brindó el autor de la última crónica Nómada. No me lo voy a tomar como "a cual mejor" porque perdería, la última crónica Nómada es magistral!, esto no es halagar, que también, sino una valoración personal que aprecia el buen gusto literario, sus delicadezas, sus sutilidades, sus recovecos y profundidades, todo ello sin que pierda el valor informativo de una experiencia en el camino.

Esta que cronifico fue, cómo no, otra jornada digna. Hoy, día Sol, segundo domingo de septiembre, quisiera que ésta fuese la crónica definitiva, más que otra cosa porque cada vez que repaso voy eliminando texto y esto va a parecer más que crónica reseña, y más que reseña misiva! (risa!)

Nos juntamos 22 caminantes en las inmediaciones del Lérez, junto al puente de los tirantes, para enfilar hacia Vedra, el origen de nuestros bellos pasos, perteneciente "ao concello da Estrada", rozando e incluso traspasando límites fronterizos entre Pontevedra e a Coruña que nos aportaría a cada una y a cada uno una experiencia más a través de una reunión en el camino.

Esta ruta fue un capricho. Por bello en el recuerdo de la misma ruta que realizamos el verano pasado; por vinculante, permisiva, repleta de satisfacciones conjuntas, de convivencia en petit comité que valoriza los propios tempos acoplándose a un tempo común consentido. 

La respuesta a esta petición por parte del núcleo fue tan vinculante como la pregunta, así que consensuad@s volvimos a repetir ruta veraniega con todos los elementos a nuestra disposición, a saber, río donde el baño se convierte en rituales personales en el que la risa y el regocijo invitan al suspiro, sombras refrescantes y acogedoras, parras que ofrecen jugosas uvas, vida de aldea con silencios exclusivos, vistas impresionantes que identifican el paso, valor que se estima y el honor que nos aporta e inspira la madre naturaleza. Así que me relajé en el agradecimiento a ser guiada y ya todo quedó en manos de la vida en general y de nuestra guía en particular, que enseguida dijo sí aún teniendo otras muchas implicaciones importantes en su día a día, maravillosa fusión entre duende y magnífica guerrera pacífica, temple que destaca cuando procede.

No sabría calcular cuanto tiempo hace que no asisten 21 caminantes bípedos más una cuadrúpeda a una salida Nómada. Lo cierto es que se configuró sola, espontánea y fluida después de aproximadamente dos años en los que hemos deliberado de todo un poco, tal vez necesitando de un cierto aislamiento que nos permitiera valorar qué es lo que ofrecemos y queremos ofrecer, y qué es lo que te puedes "esperar" aquí, nada que no sepas en realidad... 

Fuimos llegando junt@s pero no revuelt@s en los coches, cada vehículo con su propio itinerario una vez en la Estrada, y a pesar de las magníficas indicaciones de la guía, que repartió facilidades a manos llenas, a cada vehículo se le presentó su propia manera de llegar más o menos dificultosa al punto de salida.

La primera sorpresa en los primeros pasos fue encontrarnos con cuatro Nómadas de otros tiempos. Alegría, saludos, pequeños compartires y despedida, cada quien tenía su propio itinerario y se ceñía a él en el mismo maravilloso entorno y desde puntos de salida diferentes con promesas de experiencias únicas.

Y allá íbamos todas y todos, cada oveja con su pareja de turno, algún que otro ánimo en solitario recibiendo los beneficios del grupo, una perrita andarina, un caminante de primera fila encargado de la retaguardia, un Nómada apostando por jornada libre de etiquetas fotográficas dicharacheras, un núcleo encargándose de la buena marcha en la confraternización y el placer de la reunión de viejos Nómadas, de Nómadas esporádic@s y de nuevas promesas en plena naturaleza, tod@s exhuberando aromas de asimilación y de disposiciones relajadas.

Un río Ulla invitador a los baños como pocos y un verdadero lujo que los Nómadas favorecen en verano. Amplio, agasajando elecciones posibles en aguas profundas o ahí a la orilla, con unas aguas cálidas como en el mejor de los veranos, con invitaciones a las risas, a la sincronización de unas brazadas o a flotar en las aguas mirando al cielo, a zambullir todo el cuerpo río adentro con los ojos abiertos, a reposar al calor de unos rayos de sol bajo el césped verde y fresco mientras compartes comida y a la par la observación de las disposiciones posibles, como la de aquellas y aquellos Nómadas que  próxim@s, han optado por energías de sombras entre los árboles que susurran conversaciones tranquilas apreciando el contacto de los pies con sabor a tierra más que de agua.

Y continuidades caminantes que no sólo confraternizan con la tierra y con sus pasos sino también con el ambiente tal cual se presenta, sin variaciones en la esencia que el colectivo cultiva y que sin embargo se abre a aquellas actitudes que se favorecen, mimando las efímeras pero nutritivas conversaciones de paso con las gentes del lugar mediante risas autóctonas, abiert@s a las reciprocidades y a los intercambios, incluso a reorganizar juicios taberneros que modifican la impresión de una primera vez pues la tabernera optó en esta ocasión por ser generosa y amable, predispuesta y solícita. 

Posibilidad de una alternativa de ruta (cortesía de la tabernera) para un ascenso que nos llevaría desde una perspectiva diferente a la última vez, a unas vistas impresionantes del paso de la vía del tren y del ave en el medio de ninguna parte a través de dos puentes impresionantes, uno de otrora y el otro contemporáneo, ambos ocupando un cercanísimo espacio, grandioso y pequeño, entorno natural que lejos de empobrecer los ennaltece, maravilla para mucho más que la vista pues abarca al ser entero. Encontrarte allí arriba preguntándote como siendo tan minúscula puedes sentirte tan presente y tan grande se convierte en ofrenda

Regreso en el que todavía nos permitiríamos un segundo baño prolongado en un ambiente relajado y  permisivo que no era tan sólo nuestro pues la tarde continuaba regalando lo que ofreció el día.

Parada sí o sí en el bar fronterizo sabiendo que nos quedaban aproximadamente dos horas de paso ligero que no llegó "al trote cochinero" que experimentamos el verano pasado, algo que todavía conservamos como anécdota divertida y más que consentida.

Y llegados a los coches la decisión de una mayoría Nómada de darle colofón al día compartido con la típica y favorecida cena nocturna que sigue respetando una jornada "sin tiempo", que ofreciendo viandas y conclusiones compartidas va cerrando ciclo.

Mucho queda en el tintero!..., pero es que como ahora no escribo!... Dejémoslo en los corazones que registran mucho más que pasos y en el amor que nos une, un respeto y valorización a la madre naturaleza, que nos invita a expresar nuestras necesidades, condiciones y valías, y a los muchos caminos de los que dispone para ofrecernos.

Con mucho afecto y en el aprecio a lo que tod@s construimos entre camino y camino...

S., septiembre 015












1 comentario:

  1. Hola Chic@os. He intentado contactar con vosotros a través del correo pero me da fallo de envío. Me gustaria unirme a vosotros. Os dejo mi correo: vanesafv@hotmail.es

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