No quería regresar aquí.....

¿Quien querría marchar del paraíso?

Llegaba un viernes tarde tras una semana intensa en la que apenas tuvo tregua entre tanto estímulo y tanta ocupación. El viaje se le antojó interminable, denso, en el medio de un tráfico de innumerables camiones que parecían reírse de su necesidad pues cuanto más grande era ésta más lenta se le hacía la llegada.

Faltando 15 minutos para la llegada el entorno empezó a cambiar y con él su propio desasosiego, dándose un cambio de ritmo espontáneo que inmediatamente le aportó una sensación de la tan añorada calma en su más refinada cualidad. Se encontró la puerta de entrada abierta de par en par y un recibimiento cálido que le hizo olvidar instantáneamente todo lo que pudiese existir más allá de esas compuertas.

Y sus sentidos se abrieron al espacio que acogería la ausencia de añoranzas. Allí no existe la prisa ni tampoco la pausa sino que tan sólo existe un momento a momento. Enseguida eligió un atuendo con el que poner la piel al sol, extender los brazos observando el amado paisaje, respirar el álito de la brisa, convertirse en ignorante de deberes y obligaciones, observar el crecimiento invisible de las flores, escuchar el silente panorama, saborear un zumo de limón recién recogido del árbol, tumbarse en la tierna hierba exhalando aromas a frescor. Cerrar los ojos y ver, abrir la escucha y asombrarse plácidamente.

Cena al aire libre de la noche que acompaña con inquilinos invisibles aunque presentes. Muy pronto empezaron a cerrarse los ojos tras la llegada de ritmos más propios y tan necesarios. Mañana sería otro día.

Amanecer en el que se podría hacer cualquier cosa. Desayuno, aseo y exploración que espera. No importa la elección del camino a seguir, sólo importa el camino. Pasos, pasos, pasos que transportan hacia algún lugar indefinido que se va definiendo por sí solo. Sol, verde, agua, cielo, tierra, sombra, silencio. Sol, gris, pueblo, gente, aromas a civilización, asfalto, ruido, parada a la sombra de un entorno pacífico en las afueras y refrigerio que armoniza los sudores sentidos. Y regreso al sol, verde, agua, cielo, tierra, sombra y silencio en el camino.

Llegada de dos caminantes más al paraíso. Caminata corta hacia el río y regreso al paraíso por otro lugar nuevo, uno más que surge en una exploración espontánea. Cena para cuatro que supo a gloria. Conversaciones demoradas alrededor de una mesa. ¡Las dos de la madrugada!, a dormir que mañana es otro día.

Amanecer en el que se podría  hacer cualquier cosa. Desayuno, aseo y exploración que espera. No importa la elección del camino a seguir, sólo  importa el camino. Pasos, pasos, pasos que transportan hacia algún lugar indefinido que se va definiendo por sí solo. Monte arriba fue como descubrieron una maravillosa arboleda autóctona que entregaba frescas sombras y contrastes lumínicos imposibles de reproducir. Majestuosos y antiguos árboles custodiando secretos que sólo el caminante experimenta, rincones íntimos dónde lo único que se escucha es la hojarasca seca crepitando bajo los pies para llegar a algún lugar en el medio de ninguna parte mostrando restos de sinsentidos que levantan risas de placer entre compañeros de aventuras. Propuestas nuevas en el camino y entretando una ruta inexplorada que ya se va perfilando concreta a base de incursiones por natura sin ningún tipo de planificación anterior.

Como no, bar en el camino antes de regresar al paraíso. Pequeñas nubes mentales instalándose ante la inminente partida. Quedaba recoger que no borrar, las huellas de dos días para no desestabilizar la armonía de un lugar que bien recibe.

No quería regresar aquí.....

Más aquí está de nuevo.

S., mayo 013

4 comentarios:

  1. Anónimo9/5/13

    Pues, desde fuera, a muchas millas de vuelo distantes es como si estuvieras hablando de Galiza completamente. El lugar por el todo y el todo como parte de un lugar.

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  2. Galiza Galiza...., no exactamente, aunque sí muy cerca. ¡Menos mal que nos queda Portugal!. Si estando a muchas millas de vuelo distantes te ha llegado la sensación yo me doy por satisfecha pues la intención de compartirlo es también la de transportar al lector a espacios de remanso, aunque provengan a través de la lectura de una experiencia.

    Gracias por el comentario.

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  3. Anónimo9/5/13

    Bueno, los lugares que soléis recorrer estaban antes dentro de los términos primitivos que llegaban hasta o Doiro; además, como diría Julián Hernández, donde el cielo es siempre gris y la lluvia es arte. Lógicamente ellas no tienen frontera y desconocen los límites. Hay tanto en común que aquellos que somos raianos sabemos que el vecino vivió aún más sumido que el nuestro; gracias a ése sueño se contempla hoy mucho más ancestral. Es lo bueno. Ojalá no cambie.
    Aquí las cumbres alcanzan niveles muy superiores y la más alta de Lusitania no llega a los 2ooo; algo que la hace mansa y dulce; silvestre y tenue; perdida unas veces en su fronda y conocida otras desde los miradores de roca o sobre llambrías.
    Lo imaginé por un instante pero dejé que me lo confirmarais.
    Bueno, siempre fueron lugares a los que iba a golpe de pedal, durante fines de semana largos en los que me aburría; la vuelta se me hacía difícil pues me costaba regresar y no por falta de fuerzas. Llegar al Calvario después de mundos de ensueño no era lo más grato; entonces era gris y ruidoso, no cómo hoy. Cuando nadie subía en velocípedo por los montes ya llevaba yo la mía de una cuerda para hacerla descender entre las rocas, por sus diaclasas.
    Las mayores sensaciones llegan cuando ponéis fotos. Por aquí también las hay pero no son tan exuberantes.

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  4. Uno de mis pesares es la falta de organización internáutica que tengo con respecto al mundo imágenes, por desgracia dependo de compañeros y de sus miradas particulares frente al objetivo. Las escasas imágenes que cuelgo yo provienen de un teléfono más bien desfasado y con poca calidad que empobrece los momentos captados. Tienes razón en cuanto a que, por lo menos en cuanto al camino, una imagen vale muchas veces mucho más que mil palabras pues transporta en la intuición al vislumbre de lo que pudo ser in situ.

    En todo caso, que no nos falten los caminos ni el ánimo para relatar o plasmar en imágenes las vivencias.

    Muchas gracias por tu participación.

    Un saludo

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