Abundancia Vinculante en el Camino

De oca en oca y tiro porque me toca... Apenas un domingo recluída para procesar, integrar y despedir agradecida un sábado grandioso de la mañana a la noche. Este sábado ha sido el concluir de una travesía importante que había trazado y por la que fui avanzando desde allá por noviembre del año pasado con todas las ventajas y los inconvenientes que se fueron presentando. Hoy lunes espera por una nueva acción todo lo pospuesto hasta ahora, sin demora, ligereza sin prisa, con las pausas necesarias.


Decir que julio y agosto han sido dos meses maravillosos no quita lo maravillosos que han sido los meses anteriores y este septiembre, tan cargadito de asumir nuevas rutinas que quiero acoger con gusto, aliviada de dejar atrás los esfuerzos que eran pertinentes y que me trajeron más de uno y de dos desencuentros frente a una multitud de encuentros y de reencuentros sanadores; muchísimos aprendizajes benefactores acogiendo una cosecha con buenos frutos que apenas puedo degustar porque espera por mí más de un poco de todo; así que lo degusto al cien por cien, para que cale hondo, para sentirme viva y para reforzar las acciones que me motivan.

Tenía claro que saldría al camino después de superar una última prueba que me esperaba a las nueve de la mañana. Tan pronto concluí, a las 10,30 enfilé rumbo a casa dónde tenía preparada la mochila y salí 15 minutos después convertida en caminante impaciente por construir huellas que supieran a próspera continuidad. Salía de casa celebrando, más que dispuesta a seguir haciéndolo pues me iba a reunir con un grupo de caminantes con solera  (no tiene nada que ver con la edad) que por cosas de la vida también celebraban, en este caso aniversario; un aniversario en el camino siempre es un acontecimiento especial y yo no hubiese podido desear mejor manera de desenvolver mi día, sabía que sería precioso independientemente de cualquier inconveniente, como llevar un paraguas que fue más un incordio que un recurso (aunque tuvo su utilidad puntualmente y no faltó quien estuvo bien dispuest@ a aligerarme de tan "pesada" carga), o que por primera vez para mí no pudiese empezar con tod@s la ruta y tuviese que reunirme con ell@s a mitad de camino.

Me sabía en un ambiente de confianza con y entre ell@s. Gente linda, amantes y amad@s de Natura, gente conocida que se ha convertido en querida a lo largo de muchos caminos y de los diferentes vínculos que se van creando, y gente todavía desconocida que se va conociendo haciendo pasos entre comunicaciones selectas, compartiendo mucho más que un día o que una ruta, o que una cena, compartiendo más bien quien es cada cual en un ambiente homogéneo, favoreciendo distensiones que no sólo abarcan el movimiento físico, dónde el tiempo se sucede limpio, dónde perderse se convierte en anécdota, y en risa, ¿dónde mejor pues?

Me quedo con todos y cada uno de los buenos momentos. La comida, el café, el revoltillo que se forma cuando toca levantarse y proseguir la marcha, los aromas de la tierra, el bochorno y las frescas brisas, la parada en el bar de turno, el baño en el río, los comentarios ocurrentes, el paseo turístico en el siempre rítmico Portugal trás terminar la ruta por zonas atípicas de la fortaleza de Valença, adentrándonos en ella por una entrada muy especial recorriendo aspectos poco visitados y poco conocidos de un lugar que destaca por el comercio y que con acierto por parte de quien guía, es convertida en una visita acorde a los que no sólo andan sino que también caminan. La degustación de peras recién caídas del árbol, un pequeño paseo decorado de sombreros creativos y un regreso hacia lo alto de Puxeiros, sitio de quedada habitual para unos y otros por los mismos motivos y dónde se desenvolvería la cena aniversario.

¡Cena digna!, y no hablo de los alimentos, ¡que también!, menudo despliegue, madre mía. Empezó el asunto con unos mejillones de aspecto buenísimo y de mejor sabor que habían traído directamente desde Boiro y como muestra de un verdadero afecto unos caminantes que ya son habituales, llegando incluso al status de "Vaca Sagrada" en la jerga particular que tiene este colectivo. Confianza en las formas, en los modos, en el sentimiento y en la manifestación del cariño.

Y a partir de ahí mucho de todo, desinhibiciones apoyadas por los vapores etílicos, camareros que servían con la ligereza de la hora del menú al mediodía sin apenas darnos cuenta de que sin haber terminado un plato ya estaban sirviendo el siguiente; demostraciones consideradas con visitas para tomar el café, amén de l@s que se unieron complacid@s, a compartir si no la pateada, al menos la cena; regalos con fundamento, charlas abiertas al frescor de una noche veraniega..., personalidad y carácter de cada una y de cada uno acompañado de un ambiente permisivo, ¡lindo todo y todas y todos!

¿La Llamada?, El Camino. ¿El Santo y Seña?, Quien Camina queriendo Caminar Contigo, y Contigo, y Contigo...

Todavía quedaríamos algun@s a tomar la penúltima acompañad@s de una luna casi llena alumbrando los recuerdos y la promesa de los nuevos comienzos, de las experiencias que se reciclan.

Y despedida. Cada mochuelo a su olivo. Eso sí, con el corazón caldeado y con una sonrisa interna que por fuera se pasea. 

Que no nos falte, amig@s.

S., septiembre 014











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